DIC 2024 | NO 12

MARKET INSIGHT – Diciembre 2024

MARKET INSIGHT

El análisis mensual de Prime Partners sobre la actualidad económica y los mercados financieros mundiales

El regreso de Donald Trump

A principios de noviembre, las urnas en los Estados Unidos emitieron su veredicto, y fue claro. Por segunda vez, Donald Trump fue elegido por los estadounidenses como su nuevo presidente. Se trataba de un regreso que se preveía desde hacía muchos meses, pero la magnitud de la victoria electoral no dejó de ser una sorpresa. De hecho, muchos observadores temían un resultado ajustado, o incluso un escenario un tanto preocupante en el que el candidato republicano no reconociera una eventual derrota. Nada de eso ocurrió. Donald Trump ganó claramente el voto popular y, por si fuera poco, el bando republicano se hizo con las dos cámaras del Congreso, lo que da al futuro presidente una gran libertad de acción al menos hasta las próximas «mid-terms», a finales de 2026.


La reacción de los mercados financieros no se hizo esperar. Más allá de la victoria de uno u otro partido, Wall Street acogió con satisfacción la claridad del resultado electoral. Muy versado en el arte de galvanizar a las multitudes, Donald Trump no perdió tiempo en encontrar las palabras adecuadas para dirigirse a los inversores, insistiendo en su retórica sobre “América primero” y la supremacía de los Estados Unidos. Los primeros nombramientos realizados en noviembre, entre ellos el del multimillonario Elon Musk al frente del DOGE (Department of Government Efficiency), prolongaron el repunte de las acciones estadounidenses, y el S&P 500 registró su mejor mes del año, con una subida del 6%, ¡mientras que los índices europeos, suizos, japoneses y de los mercados emergentes cerraron el mes en números rojos!

En el momento de su investidura, el 20 de enero, el nuevo presidente estadounidense tomará las riendas de un país líder en la mayoría de los grandes ámbitos. Ya sea en tecnología, energía o incluso poder militar, el liderazgo de los Estados Unidos es difícil de cuestionar, pese a los muchos detractores que tiene.

En este contexto, ¿qué podemos esperar para la economía estadounidense el año que viene, cuando tome posesión la nueva administración Trump? Los últimos datos del país del Tío Sam son bastante favorables, sobre todo si se comparan con lo que está ocurriendo en Europa y China.
Con un crecimiento cercano al 2,5%, una inflación aún «bajo control», aunque superior a la de los 12 años anteriores al covid-19, y un mercado laboral que podemos calificar de sano, es difícil ser muy pesimista de cara a 2025.

Ya sea en tecnologia, energia o incluso poder militar, el liderazgo de los Estados Unidos es dificil de cuestionar, pese a los muchos detractores que tiene

Ciertamente, el programa del nuevo presidente aún no está claro y, en algunos aspectos, sus lineamientos pueden parecer incluso incongruentes. Los recortes fiscales prometidos a las empresas estadounidenses pueden considerarse una cura de vitaminas administrada a un paciente que ya se encuentra en buena forma. La amenaza de imponer aranceles adicionales a determinados productos extranjeros (y no sólo chinos) plantea dudas legítimas, especialmente en términos de inflación potencial. Por último, el deseo de dar mayor prioridad al empleo de trabajadores estadounidenses y la aplicación de una política de inmigración mucho más estricta no son en absoluto buenas noticias para muchos empresarios estadounidenses, cuya masa salarial no hará sino aumentar.

Asistimos, pues, a dos dinámicas opuestas, y en este momento resulta difícil saber cuál de ellas prevalecerá sobre la otra. Por un lado, la economía estadounidense recibirá un «boost», principalmente en forma de desregulación y recortes fiscales. Esto debería prolongar su impulso actual y hacerla aún más atractiva en términos de entradas de capital y para las empresas extranjeras que deseen establecerse en Estados Unidos. Por otra parte, una de las consecuencias de este «boost» podría ser un aumento de la inflación, lo que obligaría a la FED a revisar su hoja de ruta para futuros recortes de las tasas de interés, que hasta hace poco parecía bastante clara. Cuidado, por tanto, con los efectos secundarios de una reaceleración de la economía estadounidense cuando el tren ya viaja a una velocidad suficientemente alta.

Si cruzamos el océano Atlántico, el panorama es muy distinto en el Viejo Continente. Alemania confirma su difícil situación económica con una quinta contracción consecutiva del PIB. En Francia, el Gobierno de Barnier parece pender de un hilo y se ve obligado a recortar su proyecto de presupuesto para 2025 por falta de mayoría. Todo ello pone en peligro el déficit público francés y aleja el objetivo de una recuperación rápida. Los mercados financieros no se equivocan y seguirán exigiendo al gobierno francés tasas de interés más elevadas que en el pasado.

La situación en China es diferente, pero apenas más alentadora que la de Europa.

Como venimos diciendo regularmente en este comentario desde hace muchos meses, creemos que la desaceleración económica china es profunda. Hubo un tiempo en que, cuando la economía mostraba signos de desaceleración, el gobierno impulsaba la construcción. Hoy, sin embargo, la gran crisis inmobiliaria del país ha dejado obsoletas tales medidas. Si a esto se añade que el consumo es mucho menos sostenido que antes del covid-19, está claro que la economía china depende cada vez más de su comercio exterior. Impuestos aduaneros de hasta el 60% en Estados Unidos, como menciona regularmente el nuevo presidente norteamericano, tendrían un impacto significativo.

El año 2024 está a punto de llegar a su fin y, tras 11 meses de gestión, podemos estar satisfechos del rendimiento de nuestras asignaciones. El énfasis puesto en la construcción de carteras sólidas y en la complementariedad de las estrategias invertidas ha dado sus frutos. No queríamos depender totalmente de las acciones para generar rentabilidad este año. Las halagüeñas cifras de los principales índices estadounidenses en 2024 ocultan grandes diferencias sectoriales y diferencias aún mayores entre determinados valores de un mismo sector.

En este sentido, la amplia diversificación del componente de los bonos de nuestras carteras, así como nuestra continua exposición en oro contribuyeron a casi un tercio del rendimiento total de nuestras asignaciones en 2024. En cuanto a las acciones, nuestra decisión de tener suficiente exposición en el mercado estadounidense y, por el contrario, poca exposición en China también ha sido provechosa.

Nos adentramos en 2025 con menos certezas económicas y políticas. Esto no significa en absoluto que esperemos un año difícil, sino potencialmente con más volatilidad y tendencias de menor duración.

El panorama de la economía estadounidense descrito anteriormente deja poco margen para temer una recesión en la primera economía mundial. Sin embargo, no puede descartarse totalmente un repunte de la inflación, que complicaría en gran medida la labor de la FED. También hay que tener en cuenta que una desaceleración acusada en China tendría un impacto mucho mayor en Europa que en Estados Unidos. El Viejo Continente no tiene realmente necesidad de ello en este momento, dada su situación.

La amplia diversificación del componente de los bonos de nuestras carteras, asi como nuestra continua exposición en oro contribuyeron a casi un tercio del rendimiento total de nuestras asignaciones en 2024

Por último, hay que recordar que Donald Trump tiene sus propios métodos de comunicación y que sus «tuits» hicieron reaccionar regularmente a los mercados durante su primer mandato. Hay pocas razones para que esto cambie en los próximos 4 años. Los Estados Unidos desempeñan además un papel clave en la geopolítica actual. Todo ello no hará sino incrementar la volatilidad.


Un antiguo presidente francés dijo recientemente que «todo lo que creemos frágil dura», subrayando la importancia de temer por lo que es precioso y de cuidarlo como es debido. La rentabilidad seguirá estando en el centro de nuestras preocupaciones en 2025, y la adecuada constitución de nuestras carteras seguirá garantizándola, al igual que una volatilidad aceptable para nuestros clientes.


Le deseamos desde ya unas felices fiestas de fin de año y le hacemos llegar nuestros mejores votos para continuar trabajando a su lado en 2025.