MARKET INSIGHT – Febrero 2024
MARKET INSIGHT
El análisis mensual de Prime Partners sobre la actualidad económica y los mercados financieros mundiales
Aunque la superficie parezca calma, el fondo puede estar revuelto
A primera vista, enero fue un mes bastante tranquilo. No se ha producido ninguna caída brusca de las bolsas tras dos meses de fuertes alzas en 2023. Tampoco ha habido nuevos acontecimientos externos que minen el sólido optimismo de los inversionistas sobre el comportamiento de la economía estadounidense. No se puede negar que la tentación de dejarse llevar por un escenario de «ricitos de oro» para los índices bursátiles es grande en 2024. La solidez de la economía estadounidense no deja de sorprender, la inflación sigue bajando en casi todas partes y, por supuesto, la revolución tecnológica vinculada a la inteligencia artificial está en boca de todos y en todos los sectores. Algunos añaden una dosis de estadística histórica a este panorama un tanto ideal, recordándonos que, en el pasado, los años de elecciones en Estados Unidos han sido normalmente propicios para el rendimiento de los mercados bursátiles. Nosotros añadiríamos algunos matices de prudencia a este estado de ánimo general de los mercados financieros, reconociendo al mismo tiempo que la hipótesis de un aterrizaje suave de la economía estadounidense, orquestada desde hace muchos trimestres por el banco central de Estados Unidos, parece estar tomando forma.
Tema habitual de esta publicación en 2023, el empleo estadounidense apuntala el dinamismo económico del país del Tío Sam. Más concretamente, es la actitud de los consumidores lo que importa, ya que ellos solos representan gran parte del éxito de un escenario de «soft landing» que resulta poco común desde el punto de vista histórico.
Así pues, la FED pretende apoyarse en el auge del consumo, impulsado a su vez por el bajo desempleo, para obtener sólidas certezas de que el descenso inflacionista que persigue desde hace 18 meses perdurará, sin «romper» hasta ahora el crecimiento.
La situación actual de Estados Unidos no es en absoluto perfectamente extrapolable a las otras grandes regiones del mundo, y creemos que conviene tener en cuenta que Europa no puede presumir del mismo vigor económico. Sin recurrir a un alarmismo injustificado, hay que reconocer que franjas enteras de las economías del viejo continente están actualmente en recesión. Ello se debe, en particular, al fuerte peso de los sectores industriales en el seno de estas economías, con Alemania a la cabeza, pero también a la evolución tecnológica hacia la inteligencia artificial, cuyos flujos y actores son en gran medida extraeuropeos.
Asi pues, la FED pretende apoyarse en el auge del consumo, impulsado a su vez por el bajo desempleo
¿Qué decir entonces de la situación en China, que sigue sin dar señales de mejora tras haber atravesado ya un difícil 2022? Por el momento, las grandes medidas de estímulo del Gobierno de Pekín no surten efecto en los mercados bursátiles, y tanto los inversionistas locales como los extranjeros siguen mostrándose muy escépticos ante el obstinado apoyo de las autoridades a la oferta, sobre todo crediticia, en lugar de a la demanda.
En otras palabras, fomentar los préstamos carece de sentido mientras nadie quiera pedir prestado y los ciudadanos chinos prefieran ahorrar. Por último, no hace falta señalar que a los capitales extranjeros les está resultando muy difícil volver a las bolsas chinas, dados los excesos de autoritarismo del gobierno en los últimos años, que han dejado huella en las opiniones de la gente… y en sus carteras.
Por consiguiente, a principios de este año, destacamos estas tres grandes zonas -Estados Unidos, Europa y China- en términos de dinamismo económico futuro y, como era de esperar, nuestro orden de preferencia es el mismo que el expuesto anteriormente para nuestras inversiones.
Si bajamos un nivel en nuestro análisis, no cabe duda de que las políticas de los banqueros centrales ocuparán un lugar central en 2024. Con las subidas de tipos ya aparentemente superadas, los inversionistas volverán a centrarse en cuándo y con qué frecuencia los banqueros centrales flexibilizarán el control de las tasas de interés.
Después de todas las previsiones de principios de año, ahora parece realista afirmar que el mercado espera entre 5 y 6 recortes de tasas por parte de la Reserva Federal estadounidense en 2024, lo que nos parece excesivo dada la situación económica actual. Además, no esperamos ninguna bajada de los tipos antes de abril o mayo. Creemos que en cada una de sus reuniones, la Fed «juzgará por los hechos» el estado de la economía estadounidense y hasta qué punto la inflación no muestra signos de repunte. También nos parece probable que el Banco Central Europeo siga adoptando una actitud que «imite» más bien las decisiones estadounidenses, a menos que la actual ralentización económica que afecta al viejo continente se intensifique de manera notable.
Enero marca también el inicio de la temporada de publicaciones corporativas correspondientes al cuarto trimestre del año pasado, pero sobre todo brinda la oportunidad de tomar el pulso a las empresas en este comienzo de año. En el momento de escribir estas líneas, solo una modesta proporción de empresas ha anunciado sus resultados, pero ya parece perfilarse una tendencia: los buenos actores están siendo aclamados por el mercado, mientras que las perspectivas más matizadas para este año están siendo penalizadas, aunque estén acompañadas de buenos resultados durante el cuarto trimestre de 2023.
Los operadores, por tanto, parecen buscar discursos esperanzadores de los CEO para 2024, y sin duda están un poco cansados tras un largo periodo de tímidas «orientaciones», en las que se mencionaban con regularidad el incierto entorno mundial y una inflación punzante. No cabe duda de que, una vez más, la inteligencia artificial ocupará un lugar de primer orden durante este trimestre en muchos de los discursos de los líderes empresariales, en los sectores tecnológicos, por supuesto, pero probablemente de forma más amplia a medida que el progreso tecnológico se extienda por toda la economía y permita aumentar la productividad.
Por ello, prevemos una buena temporada de resultados en general, pero un mercado con grandes expectativas y sin complacencia ante la decepción, sobre todo en lo que respecta a las perspectivas para 2024. Transcurrido tan sólo un mes, ya se observan grandes divergencias de rendimiento entre los sectores y, a modo de ejemplo, los famosos «siete mercenarios» parecen haberse reducido ya a tan sólo seis, ¡con la acción de Tesla bajando casi un 20% desde principios de año! Más que nunca, nos parece importante hacer hincapié en la calidad de los balances de las empresas en las que invertimos, ya se trate de sus acciones o de sus deudas, habida cuenta de que las tasas de interés van a seguir siendo elevadas, incluso después de una serie de reducciones, y también debido a la necesidad muy importante de renovar la deuda en obligaciones a partir de 2025.
Como ya habrá deducido de estas pocas líneas, mantenemos nuestras asignaciones en línea con las de 2023, y seguimos siendo constructivos y prudentemente optimistas. Así pues, seguimos apostando por una buena diversificación de nuestras carteras, empezando por el componente de renta fija, que combina estrategias activas en obligaciones de empresas, tanto de alto rendimiento como de buena calidad. Seguimos operando en los plazos corto y largo de la curva de rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidense, así como en bonos corporativos emergentes emitidos en dólares. Por último, hemos reducido el peso de los bonos convertibles en nuestros mandatos con el fin de simplificar nuestra exposición a esta clase de activos.
En cuanto a las acciones, apenas ha habido cambios en nuestras asignaciones, ya sea desde el punto de vista geográfico o temático. Estados Unidos sigue siendo nuestra zona favorita para invertir en activos de riesgo, antes que Europa, donde privilegiamos el crecimiento a un precio razonable y a los líderes que cuentan con modelos de negocio sólidos y consolidados. Como era de esperar, seguimos sin decantarnos por China, a pesar de las valoraciones cada vez más atractivas tras un calamitoso 2023 y un comienzo semejante en 2024.
Estamos convencidos de que la tecnología aún tiene potencial este año, a pesar de un 2023 excepcional, aunque concentrado en gran medida en los grandes valores del mercado. Además, los valores vinculados a la transición energética deberían recuperar altura este año, animados por un entorno de tasas a la baja y la realidad cada vez más tangible de una matriz energética en rápida evolución.
Por último, nuestra evaluación de la coyuntura económica actual, que sigue apuntando a un aterrizaje suave de la economía estadounidense, nos ha llevado a añadir a nuestras asignaciones una posición activa en acciones suizas de alto dividendo. Esta decisión refleja nuestra visión constructiva de los mercados de renta variable, al tiempo que mantenemos un optimismo prudente.
Para concluir, cómo no mencionar la posibilidad de factores exógenos para 2024, cuando están previstas numerosas elecciones, la principal de las cuales será en Estados Unidos, y que el clima geopolítico mundial ha seguido deteriorándose notablemente en los últimos años. Una vez más, debemos mantenernos en una actitud optimista, pero sin abandonar la prudencia.