Julio 2024 | NO 07

MARKET INSIGHT – Julio 2024

MARKET INSIGHT

El análisis mensual de Prime Partners sobre la actualidad económica y los mercados financieros mundiales

Cuando la política se entromete…

A principios de año, muchos economistas y observadores de los mercados financieros subrayaban que casi la mitad del mundo acudiría a las urnas en 2024 y que, por tanto, habría que tener en cuenta el factor político en la asignación de activos y las decisiones de inversión. Las elecciones presidenciales en Estados Unidos y la intensificación que se avecina de las campañas de Biden y Trump seguirán siendo, por supuesto, el punto álgido de las apuestas electorales de este año, pero no cabe duda de que la sorpresiva disolución de la Asamblea Nacional francesa decidida por el presidente Macron el 9 de junio representa un potencial punto de inflexión para los mercados, especialmente en Europa.

Una vez concluida la temporada de resultados del segundo trimestre, y una vez más con un buen balance, los mercados financieros se preparaban para entrar en el periodo estival con el flujo diario de datos macroeconómicos como principal barómetro. Pero eso era sin tener en cuenta el repentino resurgimiento de la inestabilidad política en Francia y el retorno de la incertidumbre en Europa, ya que uno de los pilares del edificio europeo parece a punto de confiar las llaves del poder a uno o varios partidos cuyas credenciales europeas no son en absoluto evidentes.

«Prepárese para lo inesperado». Éste podría ser el lema de los mercados financieros, cuya evolución sorprende regularmente a los operadores, debido a la gran variedad de parámetros que pueden influir en ella. Así, hemos tenido que recurrir esta vez a la política para entender el fuerte contraste entre el comportamiento de las acciones europeas y estadounidenses durante las últimas semanas.

Si hasta principios de junio los índices del Viejo Continente habían aguantado muy dignamente el pulso con el ogro estadounidense, cuyos grandes valores tecnológicos siguen en alza, el mazazo del presidente Macron ha vuelto a barajar las cartas, al menos temporalmente.

El S&P 500 debería terminar junio con un rendimiento mensual en torno al 3%, mientras que el Stoxx 600 se mantendrá próximo a cero, lastrado en particular por las sanciones bursátiles inmediatas sobre los valores franceses, con el CAC cediendo la mayor parte de sus ganancias del año en las dos primeras semanas del mes.

Así, hemos tenido que recurrir esta vez a la política para entender el fuerte contraste entre el comportamiento de las acciones europeas y estadounidenses durante las últimas semanas

Afortunadamente, no sólo hubo malas noticias en junio. Como mencionamos en el comentario del mes pasado, prestamos mucha atención a los datos económicos estadounidenses y, en particular, al PMI de servicios, cuya publicación en abril de 49,4 había enfriado un poco los ánimos. Esta vez, el dato de mayo sorprendió al mercado por su fortaleza (53,8) y descartó, al menos temporalmente, la idea de una brutal desaceleración económica en los Estados Unidos.

Al mismo tiempo, los distintos indicadores de inflación publicados en las últimas semanas no han dado señales de una reaceleración de ésta, lo que, como sabemos, es favorable a los banqueros centrales y al inicio de un proceso de reducción de las tasas en los Estados Unidos.

En Europa, el BCE decidió a principios de mes su primera reducción de las tasas de interés en 25 puntos básicos, tal y como se esperaba. Debemos ser cautos a la hora de suponer que esto implicará automáticamente nuevos recortes en cada una de las próximas reuniones de la institución, sobre todo teniendo en cuenta que el calendario de la primera bajada de tasas por parte de la FED no es en absoluto seguro y podría no producirse hasta finales de año.

Por una vez, fue el Banco Nacional Suizo el que siguió sorprendiendo con su segunda bajada de las tasas. El estado de la economía suiza y el nivel actual de los tipos directores son menos problemáticos para los banqueros centrales suizos que para sus homólogos europeos y estadounidenses. Así pues, no se trata de una maniobra de política monetaria arriesgada, sino más bien de una iniciativa legítima de los grandes tesoreros en un entorno nacional relativamente más fácil de aprehender y, tal vez, llevados por un deseo de protegerse de una mayor inestabilidad europea en el futuro.

No hay mucho que decir de China, cuyo mercado de acciones sigue errático a pesar de que parece haber encontrado un «suelo» bursátil. Las autoridades no realizaron grandes anuncios (¡ni acciones!) en junio, y los problemas actuales que atraviesa el país (crisis inmobiliaria, desempleo juvenil…) no parecen poder resolverse rápidamente. No obstante, China es noticia por las tensiones con Taiwán (o sus relaciones con Rusia). Es poco probable que un potencial regreso de Donald Trump alivie las tensiones.

Este breve recorrido por el entorno económico (y político) de las últimas semanas no nos lleva a modificar nuestras asignaciones actuales. Al contrario, el inesperado aumento de la incertidumbre en Europa nos ha permitido volver a examinar la solidez de nuestras carteras y de los instrumentos que las conforman, incluidos aquellos dedicados a los bonos y a los fondos alternativos que tienen un componente europeo.

Seguimos confiando en nuestro enfoque, que combina activos defensivos (efectivo, bonos del Tesoro estadounidense y oro) con estrategias de renta fija especializada (bonos de alto rendimiento, deuda emergente) y una exposición razonable en acciones a través de estrategias activas globales y temáticas (tecnología, energía y salud), así como ETFs.

En general, a pesar de un buen mes de junio, dejando de lado la situación francesa, abordamos el segundo semestre con un optimismo prudente. Algunos indicios apuntan a que el crecimiento estadounidense empieza a mostrar signos de ralentización, si bien moderada por el momento. La reciente volatilidad de algunos indicadores económicos (ISM de los servicios en particular) y una inflación que se mantiene en un nivel elevado nos llevan a pensar que el segundo semestre podría ser menos boyante para las acciones que el primero.

Además, los resultados de las empresas, sobre todo de aquellas cuyas carteras de pedidos se han beneficiado del revuelo en torno a la inteligencia artificial, empezarán a decaer de manera automática. El crecimiento de las ventas de tres dígitos seguirá siendo la excepción más que la regla.

Algunos indicios apuntan a que el crecimiento estadounidense empieza a mostrar signos de ralentización, si bien moderada por el momento

Tras muchos trimestres en los que las elevadas tasas de interés no siempre parecían tener un impacto concreto en la economía estadounidense, puede que la relación entre las tasas altas y la ralentización del crecimiento se normalice en los próximos meses.

Probablemente se está acercando el punto de inflexión en el que el inicio de una serie de recortes de las tasas por parte de la Reserva Federal resulte necesario para apoyar al mercado y darle un respiro a las empresas estadounidenses, en particular a las pequeñas. Sin ser pesimistas, cabe esperar que las cotizaciones se vean menos respaldadas por el crecimiento de los beneficios en los próximos meses. Si a esto añadimos un entorno europeo que se complica en caso de deterioro de la situación política francesa y, por supuesto, por las incertidumbres adicionales vinculadas a la proximidad de las elecciones estadounidenses, obtenemos una visibilidad reducida del entorno económico y financiero para los próximos meses.

Aunque no tenga mucho sentido, el rendimiento de las carteras gestionadas se evalúa según el calendario anual. Habiendo alcanzado la mitad del camino en 2024, nuestro objetivo de lograr resultados competitivos con una volatilidad contenida se ha cumplido. Obsérvese que las partes de bonos y alternativas de nuestras asignaciones han tenido una rentabilidad positiva, lo que no es en absoluto algo habitual este año.

Reiteramos, pues, nuestra confianza en la asignación actual y en los productos que la componen, sin dejar de tener en cuenta que la flexibilidad necesaria para terminar bien el año será decisiva en un entorno en el que los factores externos, sobre todo políticos, y la actitud de la FED ante las cifras de inflación serán determinantes.