MAYO 2024 | NO 05

MARKET INSIGHT – Mayo 2024

MARKET INSIGHT

El análisis mensual de Prime Partners sobre la actualidad económica y los mercados financieros mundiales

¡Hasta el 40 de mayo, no te quites el sayo!

Al igual que las temperaturas casi invernales volvieron a las orillas del lago Lemán en abril, también volvió el frío a los mercados financieros durante el mes pasado. No es nuestra intención disertar aquí sobre el cambio climático y sus consecuencias, pero lo cierto es que la hipótesis de un «no landing» de la economía estadounidense -es decir, de un crecimiento económico que ignora las tasas de interés elevadas- ha seguido ganando terreno. Ya se trate de las sólidas ventas al por menor, del inesperado repunte de los índices PMI industriales o, por supuesto, de la dichosa inflación, todo ha indicado a los operadores que, a estas alturas, el aparato económico estadounidense sigue funcionando a toda marcha. Con altibajos o sin ellos, no se trata de una situación habitual.

En las últimas semanas, también hemos seguido de cerca el comienzo de la escalada de la situación en Oriente Medio y el ataque iraní a Israel. Los temores a una confrontación parecen haberse calmado un poco, pero el contexto geopolítico es cada vez más inestable y debe tenerse muy en cuenta a la hora de determinar la evolución de los mercados bursátiles durante los próximos meses.

Muy lejos parecen quedar las previsiones de seis o siete bajadas de tipos para 2024, que leíamos un poco por todas partes en enero. Cuatro meses después, Jerome Powell y sus colegas de la Fed se enfrentan a una realidad diferente: la de la continuidad de la resiliencia de la economía y probablemente, en consecuencia, la de una elección que deben hacer entre seguir dándole prioridad a la lucha contra la inflación o favorecer el crecimiento económico.

El consenso no estaba en absoluto del todo equivocado, ya que, aunque el número de recortes de las tasas que la Fed iba a efectuar este año había empezado por sobreestimarse en gran medida, en el frente de la inflación, el escenario que describía la primera parte del recorte como «fácil» de realizar, seguida de una fase en la que el crecimiento de los precios sería «sticky», de entre el 3% y el 4%, parece exacto.

La cuestión ahora es saber qué actitud adoptarán los banqueros centrales estadounidenses. ¿La reafirmación de un riguroso objetivo de inflación del 2%, potencialmente a expensas de una mayor presión sobre el dinamismo económico, o la adopción de un mensaje menos agresivo, que se encamine hacia un periodo de tasas de interés elevadas más largo de lo inicialmente previsto, con la perspectiva de una o dos bajadas de tipos este año?

Nos parece probable que el crecimiento estadounidense se mantenga en un nivel elevado durante los próximos meses, aunque sin acelerarse

Además de la buena acogida de los Apostamos claramente por el segundo escenario. Más allá de las cifras económicas estadounidenses, que no pueden sino suscitar la admiración de los inversores, nos parece probable que el crecimiento estadounidense se mantenga en un nivel elevado durante los próximos meses, aunque sin acelerarse. En consecuencia, el nivel de inflación parece destinado a estancarse en los niveles actuales, si bien no prevemos un escenario digno de los años setenta ni un segundo pico máximo.

El panorama europeo es siempre muy diferente. El mes de abril no ha hecho más que confirmar las muy diversas dinámicas económicas a uno y otro lado del Atlántico. Sin embargo, nos gusta ver el vaso medio lleno, porque aunque la debilidad de la industria europea, sobre todo en Alemania, no es en absoluto un factor positivo para el viejo continente, la situación tiene al menos el mérito de arrojar luz sobre la próxima actuación del Banco Central Europeo, cuya primera bajada de tipos debería producirse en junio.

Por lo tanto, prevemos un desfase temporal entre las políticas monetarias europea y estadounidense, pues la primera parece mucho más urgente de flexibilizar que la segunda.

Asimismo, es imposible no tener en cuenta el panorama político europeo, que, sin alarmarnos a estas alturas, está dando lugar no obstante a una serie de movimientos contestatarios y, como es tradicional, al auge de movimientos radicales. Estas señales no deben ignorarse y hacen aún más oportuno dar un pequeño respiro a las economías de los Estados miembros empezando por soltar las riendas de las tasas de interés.

Por último, unas palabras sobre la actualidad china, donde la situación económica parece seguir estancada. También en este caso, algunos preferirán adoptar una visión optimista y hablar de estabilización tras meses de una caída mucho más profunda de lo que podíamos temer en el momento de la reapertura del país tras la crisis del Covid, cuando el espectro de una grave crisis inmobiliaria causaba inquietud. No obstante, observamos que las tensiones con Estados Unidos están lejos de remitir, y las recientes medidas relativas a Apple en China y Tik Tok en Estados Unidos no auguran nada bueno en este frente. Probablemente se tardará mucho en recuperar la confianza de los inversores, sobre todo los extranjeros, y para ello el país deberá demostrar primero su capacidad para reactivar su economía.

En las últimas semanas, los índices bursátiles han asimilado los diversos acontecimientos descritos. Abril, aunque no fue un mes muy malo, puso fin a una racha de cinco meses consecutivos de alzas para las acciones. La solidez de la economía estadounidense y la decepción de ver frenada la caída de la inflación en Estados Unidos provocaron, como era de esperar, un rally de las tasas a 10 años en Estados Unidos y una apreciación sostenida del dólar.

En un entorno como éste, los bonos corporativos han sufrido comprensiblemente, y su rendimiento durante 2024 es una llamada de atención para algunos inversores que se mostraron muy entusiastas el año pasado sobre el resurgimiento de esta clase de activos. Mientras las tasas de interés (sobre todo
en EE.UU.) se mantengan en estos niveles, parece difícil que los principales índices de renta fija obtengan buenos resultados. Además, recomendamos prestar especial atención a la calidad de los balances de
las empresas, sobre todo de aquellas con calificaciones cercanas al límite de la categoría «investment grade». La continua presión ejercida por los banqueros centrales desde hace muchos trimestres acaba pesando sobre los balances más frágiles, como demuestra el número de quiebras desde principios de año. Paciencia, diversificación de las estrategias y prudencia son, pues, las palabras clave para los bonos en el contexto actual.

Otro elemento que suscita la atención de los inversores en estos momentos es, por supuesto, la temporada de resultados, cuyas publicaciones son numerosas en el momento en que escribimos estas líneas. Aunque todavía es demasiado pronto para juzgar la calidad general de los resultados de este año, algunas de las más grandes empresas, sobre todo tecnológicas, ya han publicado sus resultados. La tendencia general vuelve a ser positiva, lo que confirma la fortaleza de la economía estadounidense.

Es ilusorio creer que, a pesar de la impresionante resiliencia de la economía
estadounidense, nos encontramos de nuevo en un escenario de «ricitos de oro» en el que los beneficios económicos de las empresas son algo seguro

Cuidado, sin embargo, con la reacción de los operadores que, como sabemos, no siempre se contentan con unos buenos resultados, sino que se interesan igualmente por unas perspectivas alentadoras y una buena visibilidad. Tras muchas semanas de subida de las acciones, sabemos que las expectativas son muy altas y que no basta con publicar cifras superiores a las esperadas por el consenso para brillar. Los recientes comunicados de Meta e IBM lo demuestran perfectamente. Más allá de las cifras, el mercado suele ser implacable cuando se trata de las perspectivas de futuro y las estrategias descritas por los
altos ejecutivos.

Sobra decir que cualquier decepción será castigada de forma aún más inmediata. Es ilusorio creer que, a pesar de la impresionante resiliencia de la economía estadounidense, nos encontramos de nuevo en un escenario de «ricitos de oro» en el que los beneficios económicos de las empresas son algo seguro. Es cierto que los consumidores (sobre todo en EE. UU.) siguen gastando y se sienten tranquilos sobre su capacidad para encontrar rápidamente un nuevo empleo si lo necesitan, pero también es cierto que se
han vuelto más selectivos en sus gastos.

Sin frenar significativamente la economía, la elevada inflación de los últimos trimestres ha llevado claramente a los consumidores a prestar más atención a sus gastos, aunque sin limitarlos en demasía. En términos de mercado, esto se refleja en un alto grado de dispersión de los rendimientos bursátiles entre
empresas de un mismo sector, lo que favorece a los gestores activos con probada capacidad de selección de valores.

Nos sentimos cómodos con nuestras asignaciones actuales, que mantenemos sin cambios. Los buenos resultados obtenidos tras estos cuatro primeros meses y la débil volatilidad mostrada por nuestras carteras responden a nuestros objetivos de rentabilidad y estabilidad. Seguimos preparados para actuar con agilidad y conservamos una parte en efectivo que nos proporcione una atractiva rentabilidad sin riesgo, además de servirnos como munición potencial en caso de que se materialice una consolidación y surja una oportunidad de compra.

Un optimismo prudente, que sigue estando a la orden del día, y una sólida diversificación nos han permitido navegar tranquilamente por las aguas más revueltas de abril.